Consejos para un dia genial en el Camino de Santiago
Consejos para un dia genial. Te voy a detallar mis impresiones para Consejos para tener un dia genial en el Camino de Santiago.
Aún es de noche.
Suena la alarma en el móvil.
Estoy en un albergue. He dormido profundamente aunque era consciente de que no estaba solo. Ronquidos, crujidos de camas, algún viaje a los lavabos. Me siento acompañado. Oigo el ruido de algún otro que prepara su mochila o se viste en la oscuridad. Alguna linterna encendida.
Me levanto.
He dejado el pantalón dentro de la mochila que he sujetado a la litera a mi lado. Los calcetines en las zapatillas bajo la cama, junto a la vaselina. Me pongo el pantalón, unto los pies con vaselina y guardo el bote en una rejilla lateral de la mochila, es su sitio. Procuro guardar siempre las cosas en el mismo lugar y así las encuentro a oscuras. Guardo el saco de dormir en su bolsa, “a saco” porque así no se rompe la fibra de doblarla siempre por el mismo lugar. La bolsa del saco es muy ligera, no es la original que pesaba mucho, es un simple bolsa de plástico de ocho gramos de peso. Por cierto el saco no es un saco, está tuneado. Compré uno en una gran superficie y le recorté la capucha, que me molestaba al dormir, y también le quité la cremallera, cosiendo el saco hasta la altura de mis rodillas.
Abriga lo mismo y le he quitado casi trescientos gramos.
Montar la mochila
Salgo del dormitorio y en el comedor me pongo las zapatillas y ordeno las cosas en la mochila. Me hidrato. En la mochila abajo el saco, mullido para apoyarse en mis riñones, en la trasera la colchoneta plegada como un acordeón y recortada en forma de uve, ancha en los hombros, estrecha en los pies. Solo pesa ciento cincuenta gramos. Después del saco, horizontalmente, en otra bolsa de plástico, las zapatillas de baño y paseo. Son zapatillas planas, sandalias de goma.
Encima la bolsa de la ropa. Es otra bolsa de plástico donde llevo: Calzoncillos, calcetines, camiseta, pantalón, chubasquero ligero, polainas largas ligeras, una rodillera porque a veces la izquierda me duele, un gorro de lana, unos guantes, un gorro con alas anchas.
Encima el botiquín con cuatro cosillas, en todas partes se puede comprar de todo, es otra bolsita de plástico, y el neceser, también una bolsa, esta vez un poco mas gruesa, del tipo avión, con botellines pequeños de cien mililitros. Gel champú tipo sanex que vale también para lavar la ropa, Una toalla tipo vileda, una esponjita recortada de un espontex, un cepillo dental de viaje pequeño, una pasta dental mínima.
Encima una bolsa con accesorios: Pilas, un vaso largo de tubo de plástico, un cubierto de plástico que es cuchara en un extremo y tenedor en el otro, una navaja multiusos pequeña con sacacorchos porque de vez en cuando me apetece vino. Imperdibles, una docena, cuerda de tender fina de nylon, tres metros. Una linterna frontal ligera, gafas de sol de ciclista. El cargador del móvil.
Encima de todo la bolsa de paseo de tarde, una de esas muy ligeras que son como un saco que se lleva a la espalda a la playa, dentro la credencial y la guía del viaje. Y finalmente la bolsa con algo de comida, por si me entra en medio de la nada.
Mi mochila ligera
La mochila es como un saco de nylon con hombreras y tres mallas, una al frente grande donde me cabe el polar y el cortaviento, cuando me los quito. Y dos mallas laterales, una con una botella de agua de plástico, envuelta en una funda de plástico de burbujitas plateada en ambas caras y conformada con cinta americana plateada. Me conserva el agua fresca mucho rato. Y la otra para llevar cosas como el botecito de vaselina o pilas si preveo que he de cambiarlas.
En una hombrera llevo una goma gruesa redonda de mercería para sujetar el GPS, mi seguro anti pérdidas. El GPS tiene un cordel que ato a una presilla en la hombrera y lo sujeto en mi hombro con la goma. Es lo mejor que he encontrado después de probar todo tipo de enganches y fundas. No se puede perder porque va atado y sujeto.
La mochila también tiene un collarín de unos treinta centímetros que me permite llevar más cosas aunque nunca lleno la mochila del todo. He de decir que es una mochila que pesa trescientos cincuenta gramos.
Así acabo llevando a la espalda menos de cinco kilos.
Ropa y accesorios
Visto unos pantalones, calzoncillos, calcetines, zapatillas muy ventiladas con una plantilla extra de silicona, una camiseta de nylon, polar, cortaviento. Llevo en un bolsillo una máquina de fotografiar compacta de ciento cuarenta gramos, a pilas, en otro bolsillo una cartera de nylon con velcro muy ligera y en otro, las dos páginas que son mi guía para hoy.
Desayuno algo, si puedo, si no, lo haré en el primer bar que encuentre abierto, aunque sea dentro de unas horas. Me invade el sueño y la alegría de un nuevo día en el Camino a partes iguales.
Hoy, nuevamente, empieza el Camino.
!!!BUEN CAMINO PEREGRINO!!!
!!!ULTREIA ET SUSEIA!!!